La flota empleada en San Benedetto del Tronto ha sido la más grande jamás utilizada en Italia para este fin: el grupo de barcos pescó unas tres toneladas de plástico en poco más de un mes. Al analizar los residuos en detalle, se constató que el 48 % estaba formado por artículos de uso habitual o desechables, como botellas, envases, bolsas de plástico y envoltorios de alimentos, mientras que el 34 % eran aparejos de pesca y cultivo del mejillón perdidos o abandonados, como redes, sedales, cuerdas, boyas y flotadores. El 18 % restante consistía en fragmentos de plástico, objetos difíciles de identificar, inusuales y curiosos, como colchones inflables, juguetes, balones de playa, globos, un teclado de ordenador, una cabeza de maniquí, una máscara de gas y una tapa de impresora.

En total, los residuos que los pescadores llevaron a tierra sumaban cerca de seis toneladas, una cifra que, examinada cualitativamente, da que pensar: el 53 % son residuos plásticos, el 13 %, material textil, el 11,5 %, metal y caucho, el 4,6 %, vidrio, y el 4 %, basuras mixtas. Menos del 2 % son residuos de la alimentación de los pescadores, como botellas, latas o envases de alimentos. El 28 % de los objetos proviene de la pesca y la navegación comercial: además de las artes de pesca, hay botes metálicos de pintura, filtros y juntas de motor, hules, botas y guantes de trabajo.

«La protección del medio ambiente es un tema que nos tomamos muy en serio y que, al igual que FPT Industrial, traducimos en dos conceptos fundamentales: concreción y concienciación», asegura Egle Panzella, Directora de Imagen de Marca, Sostenibilidad y Patrimonio de FPT Industrial. «Es precisamente por este motivo por el que estamos muy interesados en el proyecto "Fishing for Plastic", ya que representa un gesto tangible, como demuestran los datos presentados hoy. La fase piloto acaba de finalizar, pero hemos decidido, conjuntamente con todos los participantes, prorrogarla hasta mediados de agosto para que esta "pesca" pueda convertirse en una costumbre y no quedarse en un proyecto a corto plazo».

La Marca pretende continuar sensibilizando al público sobre problema de la protección ambiental y marina, así que su compromiso también se plasmará durante todo el verano a través de los canales sociales de FPT Industrial.

El proyecto «Fishing for Plastic» se ha realizado en colaboración con CNH Industrial, Clean Sea Life —un proyecto europeo consolidado dedicado a sensibilizar sobre el problema de las basuras en el mar y en las playas del Mediterráneo—, la Autoridad Portuaria de San Benedetto del Tronto, el Ayuntamiento, PicenAmbiente, el servicio municipal de basuras, la Autoridad Portuaria del Adriático Central y MedSharks.

El proyecto pone de manifiesto el compromiso tangible de FPT Industrial con la protección ambiental y se suma a numerosas actividades para favorecer la sostenibilidad y el desarrollo de las comunidades locales en el mundo entero, como Urban Forestry, iniciativa con la que la compañía se ha comprometido a dar luz a un nuevo bosque urbano en la ciudad de Turín, y «Yes, we Kenya», que ha consistido en la donación de un sistema de irrigación a la Universidad Jomo Kenyatta de Agricultura y Tecnología de Nairobi para sentar los cimientos de una agricultura sostenible en el país. Con el proyecto TechPro², la empresa apoya al sector social financiando un programa de formación internacional diseñado para jóvenes de entornos desfavorecidos.

Pero el compromiso de FPT Industrial no se detiene aquí. De hecho, la Marca ha patrocinado la obra de arte de Christian Holstad «Consider yourself as a guest (Cornucopia)», presentada en la Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia. Para la creación de esta instalación, pensada expresamente para el lugar de exposición, el artista se inspiró en las constantes noticias sobre la contaminación de mares y océanos del mundo entero y en los testimonios de primera mano de los pescadores de San Benedetto del Tronto. Como símbolo de su compromiso, los pescadores regalaron a Christian Holstad una red de pesca que el artista ha utilizado en la pieza. La instalación, hecha enteramente de residuos plásticos, recuerda a una cornucopia, un antiguo símbolo de suerte y abundancia, lo que incita reflexionar sobre la necesidad urgente de abordar el problema de la contaminación marina. El artista distorsiona así el significado clásico de esta imagen icónica, que aquí adquiere un inédito sentido negativo de «exceso», mientras que la estrecha relación entre la obra y el agua pretende concienciar al público de forma clara e inmediata al traer literalmente a la superficie un problema de actualidad en lugar de dejarlo oculto en el fondo del mar.